domingo, 7 de febrero de 2010

8. LA CHARCA DE MASPALOMAS.


Cuando cae la tarde sobre Maspalomas, los tonos y colores del cielo y del mar se suavizan, el ritmo de la playa y el oleaje parecen relajarse para despedir el día...
Los chorlitejos y las garzas se recogen al interior del cañaveral y algún canto ornitológico, a veces desconocido y original, se eleva sobre el lejano ruido de los coches en la cercana autopista.
Hasta los últimos turistas y usuarios de la playa se percatan de la magia del momento y se mueven lentamente, al compás del ritmo del ocaso.
Como si volvieran a ser recuperados, los colores del cielo se reflejan en la Charca y se hacen reales de nuevo las palabras del ornitólogo inglés David Bannerman cuando describía otro momento similar en 1922:

Al caer la tarde, visto desde nuestro campamento, el Charco parecía como la tierra de las hadas, contribuyendo las palmeras en no poca medida a la belleza de la escena.
A medida que el sol se ponía detrás del pantano el cielo se volvía cubierto con hermosas sombras de color salmón rosado, contra el cual la desnuda silueta del Faro se destacaba en fuerte contraste...”

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