lunes, 26 de noviembre de 2018

189. Estancia en Tenerife

Volvemos a casa. Dos días intensos.
 Exportando horizontes insulares en llanuras polacas. En La Laguna, Juan Hernández sigue persiguiendo estrellas para Ely desde su mural en Heraclio Sánchez. 
 Después fuimos al techo de las islas, atravesando antes un nublinoso bosque de La Esperanza y los silbidos gélidos de las brumas de La Orotava. Tras el pánico a las placas de hielo en la dorsal que no aparecieron, pasado El Portillo, renació el sol.
La luz de la tarde nos dibujó  lavas con reflejos de obsidiana entre las inflorescencias secas de los tajinastes rojos. 
El Pico estiraba  tirabuzones de niebla como si los dioses quisieran arreglarle el moño al Teide.
 Abajo, en la llanura de Ucanca, las hierbas pajoneras refulgían con la luz de atardecer. Los Roques de García, como enormes cíclopes  pétreos, se recortaban contra un cielo naranja y rojo dejando imaginar caras y siluetas en sus bordes.
Hoy fue la visita al gigante dormido de Icod. Un drago milenario,  representación de lo eterno , que ahora se rodea de murallas y accesos como temiendo morir haciendo daño. 
Todo alrededor de estos símbolos naturales es merchandising. 
Turismo de naturaleza y negocio. 
Si se sabe hacer, la historia natural es rentable.

sábado, 8 de septiembre de 2018

188. Lecturas para minutos


1. Los momentos más lúcidos llegan al amanecer. Cuando buscas algo con que abrigarte. Cuando intuyes lo terrible que será el frio eterno.

2. Nunca he sabido de dónde soy. Medio de campo, medio de ciudad. Busco en la tierra a mi padre y en los libros a mi madre. Es como ese lazo que no quiero que se rompa.


3. Extraña y placentera a la vez. Esa sensación de existir que te da la madrugada. Cuando no recuerdas donde dejaste las gafas y deambulas con tu olvido de habitación en habitación, a oscuras aún, tratando de colocar tu último recuerdo de su vista.

4. El café es un ritual de iniciación. La peculiar geometría de la cafetera. El inicio del fuego para hervirlo. El pitido final de su hechura. Y tomarlo. Como despertarte por dentro. Sentirte vivo. 


5. Ideas fugaces. Revolotean y desaparecen. Las hilvanas y desilvanas como el vuelo de este mosquito a mi alrededor. ¿Cómo atraparlas?. Son tu propia esencia. Aire como ellas. Así eres. 


6. Piensas lo que pensastes. Y ya no recuerdas. Antes corrí a por boli y papel para atraparlas. Pero se fueron. Como vinieron desaparecieron. Ahora a esperar el siguiente pensamiento. Atrápalo si puedes. 


7. Me desesperan mis obsesiones. Me tranquilizan mis proyectos. Hago y deshago. Busco, encuentro y vuelvo a buscar. Siempre ansioso. Vicios de viejo. Espíritu de perro cazador. El olfato siempre alerta. 


8. No me fio del tiempo. Estuvo aquí ayer y volverá mañana. ¿Dónde estoy ahora? ¿Seré el mismo que antes? ¿Qué me espera después?.Respiro hondo. Aún estoy aquí. 

9. Hay un mirlo amigo que madruga como yo. Lanza sus trinos en tono bajo para no molestar. Quiere escucharse y que lo escuchen. Hago lo mismo. Me muevo sigiloso. No quiero molestar a nadie. 

viernes, 31 de agosto de 2018

187. Un paseo matinal :ciudad desde las alturas

"Las Palmas es una de aquellas ciudades que, gracias a las alturas que la rodena, puede contemplarse a si misma. Rubió i Tuduri, 1953"
La Ciudad desde la altura. Vista sobre Las Palmas desde San Nicolás. La Ciudad del Mar parecen las almenas de una muralla defensiva. Jennifer López te sonrie desde el Círculo Mercantil adosada a una aracuaria gigantesca. Mercurio, un orondo gato blanco, observa tu presencia como la de un extraño en su paraiso. Bien decia Italo Calvino que la ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres están una dentro de la otra pero no son la misma ciudad. 
Sobre las torres de la Catedral, entre la niebla marina matinal, restallan como máquinas infernales las petroleras imágenes de los barcos de exploración.

Escalinatas con sabor a cuadros de Néstor de la Torre te elevan sobre el plano topográfico de la ciudad baja. Asciendes en busca de una buganvilla florecida que te atrae como a un insecto más . El verde de tres árboles rompe la colorida morfología construida que te rodea.

Destellos de azoteas, aún recubiertas de escarcha matinal, te devuelven sus reflejos. La luz nítida y luminosa de esta mañana de agosto te deslumbra.El Risco te atrae y te inquieta. Cuando subes te tranquiliza su silencio. Poco a poco, te gana su embrujo.
La anatomía de tu ciudad se te muestra como en un plano. Y las perspectivas del urbanismo te reubican. Inmensas moles de barrios urbanos se te muestran y se explican en sus espacios vacíos, en sus mallas de calles. En su ocupación de la altura, elevándose cada vez más en el paisaje.
El paseo se desborda alrededor del Castillo de San Francisco. De propiedad municipal, puedes acceder a él desde una soga de piratas colgada en uno de sus muros. Delante hacia el noreste las laderas del barranquillo de Mata aun guardan algunas  tabaibas salvajes. Relictos de un paisaje donde el cemento se ha elevado a los cielos arrasando antes los árboles que crecían en medio de las plataneras. 

Bajo las moles de Copherfam - que se reproducen en las laderas sin verdor del Polvorin- el único superviviente arbóreo de las acciones camineras de Obras Públicas, un centenario eucalipto, se mantiene quieto, con miedo a desaparecer, en el único solar no construido al borde del antiguo camino vecinal de Mata, después carretera del Norte y hoy calle trasera de la gran corriente de coches a cuatro carriles que tapiza el antiguo barranquillo.
No tiene desperdicio levantar la mirada hacia la trama viaria del barrio de San Antonio, la otra colina ciudadana, donde la urbe no pasa de los tres pisos de altura y que deja ver, más allá, el otro tramo litoral almenado por las torres de 12 plantas de la Avenida Maritima y el coloso del Edificio Granca que asciende hasta el  piso 20.

Tímidas, algunas palmeras se alzan en medio de esta masa edificada. Hacia el oeste el pulmón de Las Rehoyas se rodea con la urbanizacion de Miller Bajo y el skyline desde los Ayacuchos- Schamann-Escaleritas nos habla de los colonos del interior que se afincaron en aquellas tierras polvorientas de cardones y tabaibas. Una mole gris inacabada se eleva sobre todas  ellas. El judicializado Canódromo espera las decisiones de los jueces, altivo en esta conurbación.
Llego a la divisoria de cuencas y me extasio con las vistas hacia las cumbres de la isla que se presentan. A la derecha, Lomo Apolinario, delante los bloques adosados de San Fco. Javier. Edificios con aire de años 60 que esperan su reforma con antenas  de la Tv en byn que habiamos olvidado. Hay mas parabólicas en un bidonville marroqui que en esta isla menor capitalina. 
Por entre los pasillos de estas moles se vislumbra un valle fértil y verde. El Guiniguada ofrece desde aqui su mejor perspectiva, como el gran bulevar de esta capital, resistiendose al empuje de las laderas urbanizadas que tiran sus desechos a esta joya natural.Resistente y tenaz no quiete desaparecer del mismo modo que el cauce de Mata. Pero ya se atisban proyectos y viarios para su gris futuro.
Descendemos hacia el Real del Castillo, una empinada travesia estrecha y bordeada de pequeñas casas con vistas al gran cielo insular. La grandiosidad de esta isla, desde el Pambaso hasta la Cumbre, se disfruta desde esta atalaya. Cielo espléndido, con San Juan y San Roque hacia el sur y abajo  las últimas fincas tropicales de la ciudad. Plataneras, mangos y papayeros se arreblujan unidos bajo la calle. 
Paquito, vecino del barrio, madrugador con su perro pizpireta al lado, revive el pasado crudo de su biografia. Padre a Venezuela. Madre con tres bocas que alimentar. Cuenta como dejó la escuela y se fue a trabajar de chiquillo a aquellas plataneras donde el encargado advirtió a sus compañeros de faena : "al chiquillo no le llenen mucho el cesto". 

Delante nuestro un hermosisimo y exótico ejemplar de mata de algodón luce sus bolas blancas de nieve y sus espiraladas flores amarillas. Peculiar contraste frente a esta mañana azul, en medio de un barrio sin parque. Se demuestra otra vez la pasión ciudadana por las flores, abandonada ya toda esperanza en la buena gestión municipal de la belleza. 
Llegamos por fin a la Ermita de San Nicolás, rincón sagrado y centenario, donde un fortalecido ficus nos hermana con los vecinos del pasado. Una foto añeja nos recuerda a un juvenil brinzal de este árbol, plantado a principios de 1900, que ha sobrevivido al agitar continuo de la historia a su sombra. 
Nos reconcilia con la ciudad este final feliz arbóreo. Hay rincones que nunca debieran cambiar. Como sombras donde resguardar las ilusiones. Donde refrescar el alma. Donde superar lo humano y sentirse, como este ficus centenario de San Nicolás, protegido por lo más sagrado.

sábado, 20 de enero de 2018

186. Barcelona, una gozada de ciudad para quien busca tener la suerte del cazador de libros

Interesante hallazgo. Bcn es uno de esos lugares donde en los mercados conviven los puestos de verduras, charcuterias, cansaladerias y bares con un espacio con montón de libros esperando su segunda oportunidad.

Un kiosco de prensa tiene a su lado una caja de libros de segunda mano a uno o 2 euros, los contenedores de papel te aguardan con sorpresas literarias a sus pies, en cada punto limpio hay una pequeña biblioteca de la que puedes retirar dos libros gratis cada dia y hay librerias como www.tuuulibreria.org de la k puedes llevarte los libros k kepan en tu mano aportando lo k consideres a una hucha solidaria...

También puedes entablar una conversación con el librero ambulante que expone su pequeña biblioteca a la entrada del Carrer de Asturias descubriendo que hizo la mili en Melilla junto con casi 50 canarios, que sabe más de la historia de la Union Deportiva k tú y que recuerda perfectamente el drama del soldado canario k murió de frio en León...
Barcelona, una gozada de ciudad para quien busca tener la suerte del cazador de libros.....

PDT: para quien quiera disfrutar de este texto de Javier Fdez. de Castro en el libro "BARCELONA,UN DIA"

"La suerte del cazador" dins Barcelona, un dia
La suerte del cazador narra la història d'un lladre de llibres especialitzat a robar-ne de rars. La narració té com a situació temporal la postguerra, en la qual hi havia un llistat de llibres prohibits. El protagonista compara el seu art amb el de la cacera. Per a ell el llibre és com una pressa que s'ha d'estudiar, envoltar i, finalment, caçar. L'ocasió se li presenta quan passa per davant de la llibreria de los Hermanos Sánchez. Aquesta és una de les ben assortides de Barcelona, pel que fa a llibres d'antiquari. Els seus propietaris eren homes molt desconfiats i, en la llibreria, deixaven les vendes en mans dels dependents i ells es limitaven a vigilar. Quan el nostre protagonista passa per davant de la llibreria els dos germans estan descarrengant caixes de llibres, l'ocasió per a ell és immillorable. Entra a la botiga i pren les peces més cobdiciades i se les posa sota el braç, dissimulades amb un diari. Per a no atraure sospites compra una edició anglesa de la traducció de la Ilíada de Samuel Johnson. En el moment de pagar el llibreter li regala el llibre perquè és un estudiant sense diners. Ell, sorpès, ho refusa perquè amablement però el propietari li diu que se l'emporti i agafant-lo pel colze l'empeny cap al carrer, fent perillar així el robatori.
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