miércoles, 10 de febrero de 2010

56. THÉODORE MONOD EN CANARIAS.


“¡¡Es absolutamente necesario luchar
contra la falta de respeto
por la Tierra!!”.

Théodore Monod, naturalista francés, 1902-2000.

Un enciclopedista. Zoólogo, botánico, geógrafo, arqueólogo, ictiólogo,.. Dedicó su vida a recorrer, investigar, palpar, desde la mar profunda de los tiburones al “mar sin agua” del desierto del Sáhara.
Este comprometido naturalista, director del Instituto Francés del África Negra, el IFAN, en Dakar, del Laboratorio de Ictiología del Museo de Historia Natural de Paris confirma, con su vida personal y profesional, que, hoy más que nunca, es necesario recuperar la figura del enciclopedista del siglo XVIII.
Como investigador, amante de las analogías, de las convergencias de formas, de paisajes, de las del alma y el compromiso, la sorpresa con Théodore Monod es su paso por Canarias, su salto a las islas desde el Sáhara. Recorriendo los bordes de este inmenso desierto, estudió Canarias y su entorno sahariano y también dedica varias de sus publicaciones a los archipiélagos macaronésicos, desde Las Salvajes a Cabo Verde. Visita Los Jameos del Agua en busca de unos extraños crustáceos tetianos como Halosbaena fortunata, que vivían en los bordes del antiguo mar de Tethys y de los cuales hay un género dedicado a su memoria, Monodella.
Se recrea en la historia fabulosa de ese intrépido aventurero que fue George Glas y trata de localizar también el enclave de Santa Cruz de la Mar Pequeña, ese misterioso y escurridizo puerto africano que los historiadores canarios tratan de ubicar en ese amplio litoral entre Tarfaya y Ifni.
Y, para mi sorpresa, él la localiza ¡en la laguna de Khnifish!, ese espacio natural protegido, uno de los pocos enclaves Ramsar en el litoral marroquí, que sueño con pisar algún día.
Igual que hacia Théodore, imaginando, soñando antes con los sitios, recreándolos en su mente hasta que después, la realidad los moldeaba y los acababa de convertir en una bella escultura de paisaje, nacidos del interior de uno mismo.

(Fuente imagen: Anuario de Estudios Atlánticos, pág. 431, nº 22, 1974)

Más info:
Theodore MOnod, Le Monde Diplomatique

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