domingo, 7 de febrero de 2010

45. PAISAJE FAMILIAR.


“Vivíamos de la magia de la arena; otros harán brotar en ella manantiales de petróleo y se enriquecerán vendiéndolo. Pero todos llegarán demasiado tarde. Los palmerales prohibidos y las arenas nunca antes pisadas ya nos han dado a nosotros lo mejor que tenían”.
(Antoine de Saint-Exupery. Terre des hommes, 1939)

Ha sido nuestro laboratorio particular.
Escogimos un trozo del paisaje insular y en él hemos ido experimentando durante este periodo de cría y evolución.
Las arenas de Maspalomas se volvieron de colores, brillantes, móviles, juguetonas durantes estos años.
El viento nos peinó a veces hacia el sur, otras hacia el norte, a veces suave y templado, otras veces fiero y abrasador.
Las dunas se nos metieron por los ojos, por las orejas, mientras hacíamos “croquetas” por sus vertientes o nos lanzábamos pelotas de arena a la orilla del mar.
El cielo, las nubes de invierno, de primavera, los soles pegajosos y los de sabor a terciopelo, los contraluces de la charca, a veces de color oro y otras de color salmón, inundaron nuestras retinas de una oleada de placeres únicos.
Después, siempre nos esperaba el mar, para jugar con las olas, para revolcarnos, para saborear su olor y su sabor a sal limpia y fuerte, para correr chapoteando por su orilla.
Eran días completos de experimentos. Recorríamos las dunas levantando piedras para conocer la vida que guardaban, huevos de lagarto, parejas de tijeretas, arañas diminutas, correquetecagas...
Escuchábamos tórtolas y mirlos, pollas de agua y cernícalos, chorlitejos y ranas...
Es nuestro paisaje familiar.
Por cada uno de nuestros poros se respira.
En cada una de nuestras neuronas se ha moldeado, ha tomado forma.
Es ya una parte indisoluble de nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Compartir