lunes, 22 de febrero de 2010

67. GOTAS DE ROCÍO EN UN MALPAÍS.


Quizás el recuerdo más brillante del Malpaís de La Arena sean los reflejos de múltiples gotas de agua al sol del amanecer, brillando sobre las capas de líquenes esponjosos.
Empapados del agua del rocío, las piedras recubiertas brillan como si de una superficie de un charco se tratara.
Sorprende este contraste.
Un malpaís ya no es reseco. Se cubre de láminas de agua rezumando de este manto vegetal que son los millones de líquenes que lo recubren.
Y cuando levantas la mirada de este mundo vegetal, el horizonte te regala la inmensa mole de Tindaya, una montaña majestuosa, única en esta llanura, atrayendo sobre ella todas las miradas.
No solo las actuales sino las prehistóricas, uniéndote con los ojos majoreros que quizás la adoraron desde siglos.
¿Quién puede querer transformar esta obra de arte con otra obra de arte?
No se entiende este galimatías sobre esta joya geomorfológica, luminosa, espectacular…

2 comentarios:

  1. Muy buen post! muy buenas palabras. Saludos!

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  2. Hola Carlos, soy el muchacho que conociste en la charla sobre el barranco de La Mina. Me alegra haber conocido este blog. Salud.

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