domingo, 7 de febrero de 2010

44.MI FAMILIA DE ÁRBOLES.


Doy con ellos tras haber atravesado un llano ardiente de sol.
No viven junto al camino a causa del ruido. Habitan en los campos sin cultivar, encima de una fuente que sólo los pájaros conocen.
Desde lejos parecen impenetrables.
En cuanto me aproximo, sus troncos se separan. Me acogen con prudencia. Puedo descansar y refrescarme pero adivino que me observan y desconfían.
Viven en familia, los más viejos en el medio y los pequeños, aquellos cuyas hojas acaban de nacer, un poco por todas partes, pero no muy alejados de los demás.
Tardan mucho en morirse y mantienen a los muertos en pie hasta que caen convertidos en polvo.
Se toquetean con sus largas ramas para asegurarse de que todos están allí, como hacen los ciegos. Gesticulan encolerizados si el viento sopla y sopla para arrancarlos de raíz.
Pero entre ellos no hay disputas. Sólo murmuran para manifestar su acuerdo.
Siento que deben ser mi verdadera familia. Pronto olvidaría a la otra. Quizá me adoptarán poco a poco, y para merecerlo aprendo cuanto hay que saber:
Ya sé mirar cómo pasan las nubes.
También sé quedarme quieto.
Y casi sé permanecer callado.”

Jules Renard,Historias Naturales(1864-1910)

(Pdt: Mi homenaje a Jules Renard, autor de este maravilloso poema, y a esta familia canariona de 14 eucaliptos que viven apiñados y solitarios en los llanos de Juncalillo.
Los podrás ver cuando llegas a Agaete, cuando bajas desde la cumbre a Artenara, cuando viene de Tamadaba, sobre el Hornillo, dando al paisaje el toque boscoso que ya perdió).

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