sábado, 26 de abril de 2014

173. La Laguna, un alfilerillo y el espíritu universitario.

Fue un momento mágico. Una ventana abierta a través del tiempo que me  devolvió a la cándida adolescencia. También un ejemplo de la verdadera docencia. Y del entorno en que ésta se presenta. La sabiduría de un maestro y la humildad de un alumno.
 http://www.floradecanarias.com/erodium_chium.html
Dio pie a todo esto un viaje a La Laguna, ese lugar sagrado insular donde el paisaje, las calles, las esquinas, las plazas, los árboles, los antiguos profesores y compañeros, los amigos,  guardan secretamente tus paseos y tus años de adolescencia.
Fue un fugaz paseo, un viaje de ida y vuelta como un silbido, una corta caminata a través de La Plaza del Cristo, a la sombra de San Roque, donde todo me pareció  tan familiar como si no hubiese pasado el tiempo.

Llegábamos a la Facultad de Farmacia después de un acto académico un ya maduro profesor de Botánica, 64 años él, y en la acera, al lado de un florido campo de abril  lagunero tres estudiantes, alumnas de Segundo de Farmacia, sonrientes  y angelicales, recogían flores para un herbario.
El maestro, con un talante respetuoso y dulce preguntó qué flor era aquella a la joven que de las tres parecía la líder del trío, una delgada e inteligente muchacha, una niña quizá con 18 o 19 años…

- Un alfilerillo, contestó, por estos frutos que parecen alfileres…. 
- Ah sii… Erodium pertenece al género Erodium …

Y eso fue todo, un leve y casual encuentro entre un maestro y tres alumnos. Un gesto de sabiduría contenida y un ansia de conocer repleto de esperanzas…

Me devolvió a mi cándida adolescencia, a aquel periodo que ahora recreo como feliz, donde un simple alfilerillo de un campo de cultivo lagunero, trascendía su alma de planta de orilla de calle y se transfiguraba en un Erodium de academia, en un nombre repleto de ciencia y tradición, de sabiduría,  para transportarnos y ayudar a moldear una obra de futuro, un hombre o mujer del mañana,  a través de un mundo de ciencia y conocimientos escondidos…

Fue un fugaz encuentro…..pero simbolizó de repente todo lo que encarna el espíritu universitario, dos actitudes positivas, la del alumno y el profesor, la del que crece y la del que se hace humilde a pesar de que ya se las sabe todas….
El respeto y dulzura del maestro, la ingenua, relajada y ya responsable inconsciencia del que quiere aprender y adentrarse en un mundo nuevo…
Ayer, en ese fugaz momento de vida universitaria,  en ese espontáneo acto académico universal e intemporal, volví a admirar  a aquel Pedro Luis educador que ha forjado y entregado su vida –a nosotros, alumnos de Botánica de la 9ª Promoción, nos  dió clase a sus 32 años- para inmortalizarse en esos encuentros…

Norte de Gran Canaria; en el centro el Bco. de La Virgen. 
A la derecha Fontanales  y a la izquierda  Valleseco y Lanzarote.

domingo, 13 de abril de 2014

172.Cabo Verde, da árvore da vida â árbore das palavras.

Ahí estamos.
Bajo la protección de una milenaria Figueira-Brava, sorprendente ejemplo del poder de la vida sobre las secas, sobre el Sahel
Saboreando el placer de nuevos y recónditos paisajes de arenas, con dunas con el rostro al vento caboverdiano, al vento  Leste, frente a  un horizonte de mar limpio, de mar espumoso sobresaltado por la súbita salida desde el oceáno, como si de dos frágiles y ligeras pelotas de goma se tratasen  de un par de yubartas, enormes y esplendorosas ballenas que parecían tener alas por aletas,  jugando en el horizonte, golpeando la mar para escucharse a sí mismas y dejar su eco en las profundidades…
                Rincones litorales que parecen pequeños trozos de paraísos guardados para que las tortugas desoven en su oscuridad, las conchas, algas calcáreas y los conos multicolores juegen en sus orillas, donde arenas actuales y  calcarenitas fósiles, amarillas y negras, se mezclan y dan lugar a algunos cuadros de la naturaleza, al ejemplo de minúsculas catedrales,  que  inspirarían al mismo Gaudí..
Y ahí, en esos cantiles litorales, derribados y caóticos, enfrentados a las temibles ondulaciones de este mar cuasi tropical, se te presentan petrificados, miles de raíces y troncos mineralizados que parecen semejar a microbosques  marinos, salidos a la superficie, algunos de ellos revueltos y caóticos, como levantados y arrastrados del fondo del mar por una tsunami poderosa que los colocó en esta orilla…
 Y te salen al paso águilas pescadoras y cernícalos que aún crían en esos parajes solitarios donde solo llegan las cabras y algún que otro pescador y que defienden sus ocultos nidos en los veriles revoloteando y piando a tu alrededor con la bravura del que defiende su ecosistema del intruso, del que aún tiene el poder del lugar……..

Y una pareja de chorlitejos chicos, padre y madre, realizan un estresante display de distracción a tus pies, dejándose coger, disimulando heridas insoportables y revuelos imposibles para alejarte de su tesoro de nido… pero tú que ya eres viejo sabedor, te das la vuelta buscando esos  huevos entre los matorrales …y te ofrecen su regalo, un polluelo recién nacido, aún con la cáscara a sus espaldas, bienvenido a otra tierra que se llena cada vez más de turistas inconscientes de por donde pisan….
                         

Aunque por poco tiempo, ahí estuvimos, deleitándonos en esos parajes, recreando historias de otros exploradores, recorriendo los sueños y paisajes rotos por el turismo, colectando ejemplares de vidas insulares de flora y fauna de este rincón saheliano de la  variopinta Macaronesia, bajo el manto protector de esa figueira brava, que seguirá allí al igual que el resto de estos paisajes cuando nosotros nos hayamos ido……
               
Más info:
CABO VERDE, DA ÁRVORE DA VIDA À ÁRVORE DAS PALAVRAS.


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