sábado, 4 de septiembre de 2010

95. Libros del verano.

Libros.
¿Quien no pone a tiro algunas lecturas para las vacaciones?.
Éstas son las mías.
En primer lugar, Pompeya, de Robert Harris.
Este libro lleva con él una hermosa anécdota. Cuando llegó a casa, me cautivó de tal manera que lo leí en un día.
¡¡Para mis hijos -cibernautas ellos, de lectura en diagonal y no más- aquello era una hazaña extraordinaria¡¡..
En un sólo día, leer un libro que tiene más de 300 páginas..¡¡ñooosss¡¡
Pero es lo que tienen algunos libros.
Te enganchan y ya no puedes parar..
Éste, lo recomiendo leer teniendo a mano un volumen genial -edición de Círculo de Lectores en mi caso- de título Pompeya, Historia, vida y arte de la ciudad sepultada, donde puedes visualizar cartografia,imágenes y croquis de esta hermosa ciudad y su volcán que te adentran y te permiten ahondar aún más en la historia del aguador, ingeniero de acueductos, Marco Atilio Primo.
Y el otro fue una recomendación que escuché al venerable y admirado Martínez de Pisón - al que conocí en una temprana visita a las Dunas de Maspalomas cuando empezabamos Emma y yo con los previos de una tesis-, un libro de la exploración a la Antártida y cuyo título es " El peor viaje del Mundo".
Este es un libro de verano...
¡¡para terminar de leer en invierno¡¡.
Aunque tiene capítulos más ágiles, la dura experiencia de estos exploradores antárticos se hace a veces oscura y invisible entre ventiscas, grietas glaciares y revueltas entre los hielos.
Lo realmente grandioso es la exploración zoológica que protagoniza el autor en busca de los huevos del pingüino emperador como material básico para su estudio embriológico.
Y la síntesis del espirítu del explorador:
"Si hace Usted su correspondiente viaje de invierno, obtendrá su recompensa,..
¡¡siempre y cuando lo único que desee sea un huevo de pingüino.¡¡
"


¡¡MANDAGUEVOS¡¡ Recomiendo ponerle un poco de música para la laectura..

1 comentario:

  1. El de Pompeya me ha dado curiosidad...
    Y lo de los pececitos de plata y sus 8 años de vida y lo de adoptarlos con su nombre y todo, una mezcla de culpabilidad porque yo simplemente los aplasto y un deseo de ¡cargármelos a todos!, incluyendo a los que no veo... ¡8 años!
    Siempre creo que deben comer papel,y lo cierto es que los libros no aparecen roídos... (¿padezco esa mala cosa de las marujas que lo quieren todo totalmente aséptico sin plantearse nada más?)

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