martes, 4 de mayo de 2010

80. Montaña de Tirma: donde acaba el norte.


La montaña de Tirma en el Noroeste grancanario se corresponde con un macizo montano, que alcanza cotas superiores a 700 msnm, famosa en la bibliografía por ser zona arqueológica de primer orden en la isla.
Sin embargo, destaca también por ser una frontera-ecotono entre el húmedo norte y el árido sur.

Esta imagen del sensor MODIS nos confirma la consistencia del alisio en este sector insular, yendo desde la Montaña de Tirma hasta la franja litoral del Anden Verde y observándose puntualmente en el macizo de Guigui.
Curiosamente en estos momentos del día no hay influencia de este alisio sobre la masa de Faneque.
La masa nubosa, baja, se condensa subiendo desde el mar y soplando como una tobera de avión en la divisoria entre Montaña de Tirma y la divisoria de cuenca de La Aldea y El Risco.
Se desborda sobre los pinares repoblados de la meseta de Tirma y traspone en los cardonales de la cabecera del Barranco del Furell – de carácter traquibasaltico- rociándolos de una generosa lámina de humedad que le confiere ese carácter termófilo a esta cabecera de cuenca. La riqueza en especies de este cardonal (cerrajas, guaydiles, almácigos, sabinas, cornicales) se lo confieren estas esporádicas mantas húmedas que lo rebasan.
No hay duda de que este macizo de Tirma es la frontera del norte insular, acogiendo posiblemente a flora más mesófila que el resto del valle de La Aldea.

Un espacio interesante, en el aspecto climático de este litoral,
es la peculiaridad del soplo de alisio sobre el arco costero
comprendido entre Guayedra y El Andén Verde-Tirma, cuyos
acantilados son auténticos islotes subhúmedos dentro de la banda
sotavento de Gran Canaria debido a que los vientos alisios sufren, a
partir de Sardina del Norte, una desviación de carácter local que les
hace tomar el rumbo N-S ó NO-SE y chocan contra estas altas
montañas abiertas al Noroeste (fig. 18). Por tanto se ven
favorecidos por una humedad superior a las normales de la zona, lo
que hace crecer, en estos riscos, vegetaciones propias de barlovento
(GUITIÁN y otros, 1984: 61-82).
Fuente: Suárez Moreno, F., La mar en el Oeste de Gran Canaria, pag.24.

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