domingo, 21 de marzo de 2021

199. 21 de marzo, Día Internacional de Los Bosques. Barcelona, un bosque

(Fuente: 2020, Silvia Tavares)

Sales a descubrir porque sabes que siempre te ofrecerá algo nuevo. Barcelona es como un bosque donde se esconden cientos de novedades arbóreas cada vez que lo recorres. Este llano pendiente ( la plana barcelonina que le llaman) que se estira entre dos torrentes (El Besós al Norte y El Llobregat al Sur) y 6 montañetas (o turósdel Serrat de La Rovira) enmarcadas por la Sierra de Collserolla siempre te aporta nuevas perspectivas.

Encuentras jardines burgueses escondidos en rieras abandonadas. Huertos familiares en relictos de barriadas donde florece un hermoso limonero (o quizás lima o cidra), árboles centenarios en antiguas masías hoy reconvertidas en escuelas o institutos ( la mayoría de las veces privados y religiosos), algunos vallados, otras accesibles, otras ya institucionales.

Allí puede sorprenderte por primera vez un manzano de flor (Malus floribunda) escondido entre otros árboles más comunes del Jardín de La Florida como aligustres y cipreses, florecido, dando una pincelada rosa a un jardín que al principio te parecía monótono.

Un espectacular ejemplar de Magnolia caducifolia ( Magnolia x soulangeana) rompe en flores ante tí, - eso sí, después de la tercera visita- en el Passatge del Mulet, brindándote un espectáculo de color digno de un bosque o jardín japonés.

Un cedro del Himalaya (Cedrus deodora) te observa, imponente y majestuoso desde el otro lado de una maravillosa verja de Torre Castanyer adornada con figuras de águilas, escudos y otras pequeñas estatuas cuyas alegorías o simbolismo aún desconoces....

Aún puedes disfrutar de verdaderas joyas de aquella arquitectura de relumbrón, de vistas al exterior, con ventanas puertas, dinteles, cenefas, adornados con miles de trozos de coloridas cerámicas, en una armonía que rememora el placer de sus autores y sus dueños al ejecutarlas.

Burguesías adineradas que, detrás del concepto de la ciudad-jardín del XIX, se mudaron a lo alto de las lomas de la ciudad como El Tibidabo o El Carmel o El Punxet, para dejarse mirar, destacarse, demostrar su dominio sobre el llano y a la par higienizarse y alejarse de la barriada industrial.

Aún quedan por estos altos, lugares semisalvajes, de vegetación mediterránea, entre pinedas, zarzas, brezos, laureles, zarzaparrillas, jaras, entre los cuales se mueven las tudós (Columba palumbus) esas voluminosas palomas del bosque, tan distintas a las domésticas.

Y, por encima de todo esto, cerniéndose sobre si mismo, un cernícalo centinela que escudriña su territorio teniendo como telón de fondo y escenario el amplio mundo urbano del llano, ese mundo que te ofrece toda una perspectiva de siglos de civilizaciones, desde la ibera a la romana y la actual, concentrada en un urbanismo compacto y extenso, donde aún el siglo XVIII se mantiene en muchas de sus esquinas.

Lo dicho. Barcelona guarda aún el misterio del bosque desconocido.

Transitar por ella cada día, cambiando el rumbo, dejándose llevar por los semáforos en verde es sinónimo de aventura.

Siempre tendrá algo que ofrecerte.

Más info:

Estructura verde de Barcelona

Barcelona, Ciudad Europea del Bosque 2022

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