La garujilla del verano, ese chipichipi alisio que tanto molesta – y del que ya hablé con el inicie de este blog en su día- ha cubierto de miles de gotas el paisaje, ha tumbado millos, ha obligado a “ponerse el saco” para salir y ha enchumbado la flora de las medianías.
Una de ellas ha sido esta Dactylis glomerata.
Sus cepellones y macollas escurren gotas de rocío. Y brillan al borde de la carretera.
De este artículo se pueden extraer algunas de sus virtudes forrajeras y ecológicas.
También en las islas se ha evaluado su potencial genético destacándose algunas subespecies con gran variabilidad.
Su distribución insular ya la recoge Flora de Gran Canaria.
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