Porque a veces hay que dar la
vuelta sobre los pasos recorridos para ver sus efectos.
Algunos la conocen como la maniobra 'locoIván' y se cita en la magnífica película 'A la caza del Octubre Rojo',
protagonizada por Sean Connery.
Este drago abandonado a su suerte que ayer les mostré y
este otro en la misma zona que se vió inmerso en una vorágine administrativa sufren al final la
misma suerte.
Este drago trasplantado es otro síntoma
más de que algo funciona mal en nuestro sistema de prevención ambiental. Se cruzó
en el camino del Tramo IV de la Circunvalación. Fue objeto de estudio de la
viabilidad de su trasplante. Se realizó el trasplante.
Y ahí queda eso.
¿Para qué demonios hemos
complicado tanto nuestros procedimientos ambientales? Informe de Patrimonio.
Informe de Biodiversidad. Plan De Vigilancia. Declaración de Impacto. Apéndice
de condicionantes…COTMAC 2003/ COTMAC 2004/ COTMAC
2007…..
¿Para esto? ¿Y ahora a quién le
reclamamos? ¿A quién hay que denunciar? ¿Quién
se hace responsable?
Nuestros procedimientos administrativos
para la protección de la natura albergan algunos efectos perversos que entre
todos deberíamos ya revisar.Todos nos ajustamos a nuestro “ámbito
de responsabilidad”: yo, espacios naturales, yo impacto, yo
biodiversidad, yo patrimonio histórico….¿De qué organismo, de que
administración, de que empresa es la culpa de que un trasplante haya devenido
en inviable cuando esa opción no era asumible?
Esos dragos moribundos y muertos que
parecen enquistarse en el paisaje insular no debieran anestesiarnos de nuestra
responsabilidad social y ambiental.
Para nuestra sociedad, el valor de la
naturaleza no puede quedar solo en papel
de Boletín Oficial.
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